
Presentación
Palabras de nuestro Párroco Miguel Ángel Martín
Si San Manuel González viviera en la actualidad, sería con toda seguridad una persona que utilizaría las redes sociales para hacer presente esa llamada que le movió a lo largo de su vida de que ningún Sagrario fuera abandonado por la compañía de los cristianos.
Es para mí una posibilidad, utilizando la oportunidad de este medio, el llegar a muchas personas e invitarles a tener la experiencia de encontrarse con Jesús Eucaristía en el Sagrario de cualquier Templo.
Vivimos en una sociedad en la que a todas partes vamos con prisas y donde el ruido es atronador y apenas podemos oír al otro, y así menos a nosotros. Por ello nos programamos unos días de descanso tranquilos, el irnos a un medio rural para desconectarnos de todo o cosas parecidas o similares.
No hace falta el irnos fuera o hacer una inversión en una terapia de silencio, para encontrarnos a nosotros mismos. Pasar un rato tranquilo y relajado y sin prisas delante del Sagrario puede llegar a ser la mejor terapia para obtener y disfrutar de esa paz interior que a veces tanto necesitamos y buscamos.
Tener esta experiencia en el Sagrario con Jesús Eucaristía puede ser un gran revitalizador de nuestra vida y así haremos compañía a Jesús. Aunque siempre será mucho más lo que Él nos da, que lo que nosotros podamos darle a Él.
Vuestro Párroco
Palabras de nuestra Delegada MEN Hermana María del Carmen Ruiz
FER: Familia Eucarística Reparadora. A través de esta página queremos difundir el carisma que nos da plenitud y hace fecunda nuestra vida en la medida que realizamos nuestra misión de anunciar lo que hemos visto y oído. (Lc. 7,22)
«Constructores de caminos»
El 2 de Febrero de 1902 llegó a Palomares del Río, el hoy ya S. Manuel González, cargado de ilusiones y de esperanza. Sus superiores le habían enviado para dar una misión. Al tomar contacto con la cruda realidad de Fe de sus moradores y el estado de abandono en el que se encontraba el Templo y el Sagrario, signo de la lejanía de los habitantes del pueblo, escribía años más tarde: « ¡qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no volver a tomar el burro del sacristán, que aún estaba amarrado a los aldabones de la puerta de la iglesia, y salir corriendo para mi casa!
Pero no huí. Allí me quedé un rato largo y allí encontré mi plan de misión y alientos para llevarlo a cabo. Pero sobre todo encontré...» (S. Manuel González OO.CC. I, Aunque todos...yo no, nº 15)
Encontró el carisma, y como dice el apóstol S. Pablo a los Col 3, 23 se lanzó a vivirlo y comunicarlo con todo el corazón.
Fue un encuentro intenso con Jesús Eucaristía el de aquella tarde, se encontró con su mirada y supo leer en ella su anhelo y súplica. Jesús, verdaderamente presente y vivo en la Eucaristía queriendo seguir realizando su misión, encomendada por el Padre, de Salvador y Maestro, no tenía respuesta. Urgía responder a su súplica, urgía evangelizar, anunciar, pero desde el Jesús cercano de la Eucaristía que nos acompaña siempre, el Jesús de nuestra Fe que es el mismo del Evangelio, por eso a la evangelización él le da un nombre nuevo «eucaristización». Se siente llamado a vivir en comunión con Él y a anunciar su presencia viva, ¡está con nosotros!, que todos descubramos éste gran tesoro. Necesitaba encontrar colaboradores para esta tarea y así va surgiendo la Familia Eucarística Reparadora: dar y buscar compañía, acercarnos a Jesucristo y acercar a los demás. Ésta es su llamada: seamos « constructores de caminos que desde cualquier punto del globo y desde cualquiera situación de la vida terminen en el Sagrario para recorrerlos nosotros y cuantos podamos llevar con nosotros» (cfr. S. Manuel González OO.CC. I, Florecillas del Sagrario, nº 637). Nos anima a hacerlo en unión y a ejemplo de nuestra Madre Inmaculada.
Esto tendrá fruto si somos fieles a nuestra consigna de este curso: « Todo lo que hagáis hacedlo de corazón» (Colo 3,23).
Hna. Ma. del Carmen Ruiz Izquierdo
Misionera Eucarística de Nazaret
Palabras de la Presidenta del Grupo Local de la UNER Pilar Palma
"Madre, yo no soy mago, ni me guía una estrella, ni traigo dones ricos....., soy una pobre María a quien la pena de ver tan solo a tu Jesús la lleva muchas veces al Sagrario a ofrecerle la compañía de sus lágrimas. ¡ por ella, que no siempre fue fiel y por los que no van¡. San Manuel González (Mi Comunión de María).
¡Hola amigos¡. Al comenzar la andadura de nuestra página web, es para mi una gran satisfacción el dirigirme a todos y mandarles un cariñoso saludo desde este pueblo de Palomares del Río, donde nuestro fundador San Manuel González recibió la gracia carismática que le llevó a fundar la Familia Eucarística Reparadora. Nuestra misión es dar y buscar compañía a Jesús en tantos y tantos Sagrarios abandonados. Es muy importante llegar al convencimiento de que Jesús está esperándonos en el Sagrario y de que no podemos dejarlo solo, tenemos que reparar ese gran abandono en que se encuentra el que da su vida por salvarnos.
Del acompañamiento de Jesús en el Sagrario y en hacerlo de corazón como dice nuestra consigna de este curso "TODO LO QUE HAGÁIS HACEDLO DE CORAZÓN" y de esparcir y derramar todo lo que de Él recibimos allí, sobre nuestros hermanos, especialmente sobre los más necesitados que representan también su abandono, nacerá nuestra paz interior y nuestra felicidad.
Es el deseo de esta Junta Directiva, que esta página web os sea de utilidad.
En ella vais a encontrar información sobre la vida de San Manuel, nuestros proyectos, actividades, formación etc., así como información sobre las actividades de nuestra Parroquia Nuestra Señora de la Estrella, horarios de Misas, etc.
En la esperanza, como digo, de que todo esto os sea útil, recibid un fraternal abrazo en Jesús Sacramentado.
Pilar Palma Aguilar
Presidenta
Nuestro fundador
San Manuel
Manuel González García, obispo de Málaga y de Palencia, fue una figura significativa y relevante de la Iglesia española durante la primera mitad del siglo XX.
Fue el cuarto de cinco hermanos y nació en Sevilla el 25 de febrero de 1877, en el seno de una familia humilde y profundamente religiosa. La vivencia cristiana de sus padres y el buen ejemplo de sacerdotes le llevaron a descubrir su vocación. Tras los años de formación en el seminario de Sevilla, recibió la ordenación sacerdotal el 21 de septiembre de 1901, de manos del beato cardenal Marcelo Spínola.
El 2 de febrero de 1902 llegó a Palomares del Río (Sevilla), donde había sido enviado a predicar una misión. Allí Dios le marcó con la gracia que determinaría su vida sacerdotal. Ante el Sagrario de ese pueblo vivió una experiencia singular, que fue el camino hacia la comprensión de una realidad nueva: el abandono de la Eucaristía y sus consecuencias. Él mismo, años más tarde, describiría este encuentro fundamental en su vida:
«Fuíme derecho al Sagrario de la restaurada iglesia en busca de alas a mis casi caídos entusiasmos, y ¡qué Sagrario! (...) ¡Y qué esfuerzos tuvieron que hacer allí mi fe y mi valor para no volver a tomar el burro del sacristán y salir corriendo para mi casa!
Allí de rodilla mi fe veía a un Jesús tan callado, tan paciente, tan desairado, tan bueno, que me miraba, (...) posaba su mirada entre triste y suplicante, que me decía mucho y me pedía más, una mirada en la que se reflejaba todo lo triste el Evangelio: lo triste del no había para ellos posada en Belén, lo triste de aquellas palabras del mendigo Lázaro pidiendo las migajas sobrantes de la mesa de Epulón, lo triste de la traición de Judas, de la negación de Pedro, de la bofetada del soldado, de los salivazos del pretorio, del abandono de todos».
Las primicias pastorales en Sevilla las vivió como capellán del Asilo de las Hermanitas de los Pobres. En 1905 fue nombrado cura ecónomo de la parroquia de San Pedro de Huelva, y a los pocos meses arcipreste de esa ciudad, entonces dependiente de Sevilla. Se encontró con una situación de notable indiferencia religiosa, pero su amor e ingenio abrieron caminos para reavivar pacientemente la vida cristiana, desplegando un múltiple y variado apostolado, especialmente en favor de los más abandonados: niños, obreros, etc.
No obstante, la llama que prendió ante el Sagrario de Palomares del Río sigue viva y el 4 de marzo de 1910, ante un grupo de fieles colaboradoras en su actividad apostólica, derramó el gran anhelo de su corazón. Así lo narra:
«Permitidme que yo, que invoco muchas veces la solicitud de vuestra caridad en favor de los niños pobres y de todos los pobres abandonados, invoque hoy vuestra atención y vuestra cooperación en favor del más abandonado de todos los pobres: el Santísimo Sacramento. (...) Os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado».
Así nació la Obra de las Marías de los Sagrarios. Su acogida fue inmediata y se extendió rápidamente. Don Manuel abrió camino, sucesivamente, a las distintas ramas que hoy conforman la Familia Eucarística Reparadora:
- Laicos: Marías del Sagrario y Discípulos de San Juan (1910)
- Sacerdotes: Misioneros Eucarísticos Diocesanos (1918)
- Congregación Religiosa: Misioneras Eucarísticas de Nazaret (1921)
- Laicas consagradas: Institución de Misioneras Eucarísticas Seglares (1933)
- Niños: Reparación Infantil Eucarística (1934)
- Jóvenes: Juventud Eucarística Reparadora (1940).
Don Manuel penetró en el misterio del abandono de la Eucaristía, así como en sus consecuencias, y consagró toda su vida a luchar contra ese mal a través de una acción esencialmente eucarística. No puede guardar para sí aquello que remueve lo más profundo de su ser y supo plasmar su experiencia y la misión que de ella brotaba en un nuevo vocablo: Eucaristizar. Así lo define: «Acercar a todos a la Eucaristía y meterlos dentro del Corazón de Jesús que allí palpita por ellos, para que vivan la vida que de Él brota».
E invita a un tipo de apostolado específico «El apostolado más eficaz... y el que hoy quieren el Corazón de Jesús y la Madre Iglesia que se emplee, no por exclusión, pero sí con preferencia a todas las demás artes apostólicas, es el apostolado por medio de la Eucaristía. Orientar todo nuestro ministerio a obtener o tratar de obtener que: el Evangelio vivo sea conocido, el Pan vivo sea comido, el Maná escondido sea gustado, el Dios del Sagrario sea reverenciado, la Providencia que en él vive sea tenida en cuenta y el Modelo vivo que en él se exhibe sea imitado».
La entrega generosa de Don Manuel fue, sin duda, el motivo de la confianza que el Papa deposita en él, nombrándolo Obispo de Málaga en 1916. Aquí se dedicó de modo especial a la formación de los sacerdotes. Para ellos emprendió la construcción de un nuevo seminario que reuniese las condiciones para una buena formación. Así lo diseñó:
«Hay que hacer un seminario en el que la Eucaristía sea e influya lo más que pueda ser e influir. Esto es: Un seminario sustancialmente eucarístico.
Un seminario en el que la Sagrada Eucaristía fuera: en el orden pedagógico, el más eficaz estímulo. En el científico, el primer Maestro y la primera asignatura. En el disciplinar, el más vigilante inspector. En el ascético, el modelo vivo y el punto de partida y el de llegada y el más corto y seguro camino entre los dos. En el económico, la gran providencia y en el orden arquitectónico, la piedra angular... Yo no quiero un seminario en el que la sagrada Eucaristía sea una de sus cosas, aunque la principal, sino que el seminario aquel sea una cosa de la Eucaristía, y por consiguiente, en que todo de ella venga, a ella lleve y vaya, desde la roca de sus cimientos hasta la cruz».
En 1931, con la llegada de la República a España, su situación se torna delicada, le incendian el palacio episcopal y se traslada a Gibraltar para no poner en peligro la vida de quienes lo acogen. Desde 1932 rige su diócesis desde Madrid, y en 1935 es nombrado Obispo de Palencia, donde entregó los últimos años de su ministerio episcopal.Su vida fue para los demás generadora de vida; alimentó la fidelidad a su vocación en las fuentes de la Eucaristía y esta fidelidad se expresó en la existencia de cada día. Así lo expresó: «Para mis pasos yo no quiero más que un camino, el que lleva al Sagrario, y yo sé que andando por ese camino encontraré hambrientos de muchas clases y los hartaré de todo pan; descubriré niños pobres y pobres niños, y me sobrará el dinero y los auxilios para llevarles escuelas y refugios para remediarles su pobrezas; tropezaré con tristes sin consuelo, con ciegos, con tullidos y hasta con muertos del alma o del cuerpo, y haré descender sobre ellos la alegría de la vida y de la salud».
También hay que destacar, durante todos los años de su actividad pastoral, la profusión de sus escritos. Con estilo ágil, a la vez que profundo y pastoral, transmitió el amor a la Eucaristía, introdujo en la oración, formó catequistas, guió a los sacerdotes. Entre sus libros destacan: El abandono de los Sagrarios Acompañados, Oremos en el Sagrario como se oraba en el Evangelio, Lo que puede un cura hoy, El Rosario sacerdotal, Un sueño pastoral, Así ama Él, Jesús callado, Artes para ser apóstol, La gracia en la educación, Cartilla del catequista cabal, Arte y Liturgia, etc.
Además, fue un gran exponente de la prensa católica de principios del siglo XX con la creación de las revistas El Granito de Arena, para adultos, y RIE, para niños, que se siguen publicando en la actualidad.
Murió el 4 de enero de 1940 y fue enterrado en la Catedral
de Palencia, donde podemos leer el Epitafio que él mismo escribió: «Pido ser
enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi
lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está
Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!».
Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en Roma, el 29 de abril de 2001. En esa
ocasión lo definió como «Modelo de fe eucarística».
No podemos concluir estas pinceladas sobre su vida sin
dirigir la mirada a la Virgen con sus mismas palabras:
«¡Madre Inmaculada! ¡Que no nos cansemos! ¡Madre nuestra! ¡Una petición! ¡Que
no nos cansemos! Sí, aunque el desaliento por el poco fruto o por la ingratitud
nos asalte, aunque la flaqueza nos ablande, aunque el furor del enemigo nos
persiga y nos calumnie, aunque nos falten el dinero y los auxilios humanos,
aunque vinieran al suelo nuestras obras y tuviéramos que empezar de nuevo...
¡Madre querida!... ¡Que no nos cansemos!
Firmes, decididos, alentados, sonrientes siempre, con los
ojos de la cara fijos en el prójimo y en sus necesidades, para socorrerlos, y
con los ojos del alma fijos en el Corazón de Jesús que está en el Sagrario,
ocupemos nuestro puesto, el que a cada uno nos ha señalado Dios. ¡Nada de
volver la cara atrás! ¡Nada de cruzarse de brazos! ¡Nada de estériles lamentos!
Mientras nos quede una gota de sangre que derramar, unas monedas que repartir,
un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento de nuestro
corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies, que puedan
servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros
hermanos...
¡Madre mía, por última vez! ¡MORIR antes que cansarnos!».
El Papa emérito Benedicto XVI nos dijo en una de sus catequesis: «Los santos, guiados por la luz de Dios, son los auténticos reformadores de la vida de la Iglesia y de la sociedad. Maestros con la palabra y testigos con el ejemplo, saben promover una renovación eclesial estable y profunda, porque ellos mismos están profundamente renovados, están en contacto con la verdadera novedad: la presencia de Dios en el mundo» (13/1/2010).
Sin duda, quien se acerque a Don Manuel podrá encontrar en él un auténtico testigo de Cristo Eucaristía y un maestro de vida.
Historia de la UNER
LA PROPAGACIÓN
Echadas a volar algunas de las anteriores ideas siendo yo Arcipreste de Huelva, en mi GRANITO DE ARENA, quise contrastarlas con el sello de la autoridad eclesiástica, para seguridad mía y fecundidad de ellas, y escribí a mi amadísimo Prelado y a todos los venerables Prelados españoles, exponiéndoles el proyecto y pidiéndoles, caso de merecer su aprobación, la divulgación de la Obra por sus Boletines y su implantación mediante el nombramiento de Directores diocesanos.
El éxito más lisonjero respondió a mis cartas.
Casi todos los señores Obispos contestaron aprobando con elogio e interés la Obra de Las Tres Marías y se dignaron enviarme los Boletines en que la daban a conocer. Y otros además, nombraron Directores diocesanos para la propaganda y establecimiento de la Obra.
Entre todos debo y quiero hacer especial mención del que fue mi amadísimo Prelado, el llorando Cardenal Almaraz, por la pronta y expresiva aprobación que dio a la Obra en el Boletín Eclesiástico de la diócesis.
Del Boletín eclesiástico de la diócesis de Sevilla:
"Desea el Rvdmo. Prelado que los señores curas párrocos acojan el pensamiento de la Obra de las Tres Marías, del señor Arcipreste de Huelva. Pues con ser tan sencillo y de tan fácil ejecución, es un medio eficacísimo para estimular la piedad y hacer que los pueblos vivan del espíritu de fe, acompañando al Divino Prisionero, que se ha quedado en los Sagrarios por amor a los hombres".
La Obra, pues, estaba bien nacida, bautizada y confirmada.
Copié en hojas sueltas los artículos de Él GRANITO DE ARENA con la noticia de la Obra, y con la bendición del Divino Sembrador, empecé a sembrar hojas por toda España, Portugal y la América latina.
En poco tiempo, se repartieron cuarenta y cinco mil hojas de propaganda de la Obra.
Después, ¿quién podría contar el número? Hoy ascienden a millones.
¡Y cuánto tengo que bendecir al Corazón Eucarístico de Jesús por las respuestas recibidas! ¡Con qué prontitud, ardimiento y delicadeza ha respondido el amor dolorido por el abandono de los Sagrarios!
Lo confieso ingenuamente, más de una vez han acudido a mis ojos lágrimas de gozo y consuelo a un tiempo, al leer cartas de párrocos de pueblos, de corazones de piedra para con Jesucristo y su cura, pidiéndome angustiosamente Marías que siquiera en espíritu, acompañen sus Sagrarios tan solos y tan tristes. O almas ignoradas de religiosas y seglares que ofrecen sacrificios y trabajos heroicos para calentar los Sagrarios fríos. De niños y niñas que se constituyen en los únicos adoradores y visitadores de los Sagrarios de sus parroquias. O de enfermos impedidos que, no pudiendo personalmente ir a ningún Sagrario, piden uno para acompañarlo con sus actos de amor, paciencia y ofrecimiento resignado de sus penas y males.
Sí, bendito mil y mil veces sea el Corazón Eucarístico de Jesús por esas manifestaciones de amor sufrido, callado, generoso, magnánimo, de tantos corazones heridos por la pena de los abandonos que Él padece.
Posteriormente han caído sobre nuestra Obra las recomendaciones más calurosas y decididas de los Congresos Eucarísticos Internacionales de Madrid, Viena, Malta, Lourdes y otros más recientes a más de no pocos nacionales y regionales.
Con motivo de la celebración del primer Congreso Catequístico de Valladolid, a los tres años de fundada la Obra, tuve el inmenso gusto de reunir por dos veces a más de treinta Directores diocesanos y a más de mil Marías de toda España, tomando acuerdos muy trascendentales para la buena marcha de nuestra Obra y de modo parecido, aunque con mucho mayor número, en el Congreso Eucarístico Nacional de Toledo en 1926.
El Episcopado y las Marías
Muy pocos datos necesito citar para demostrar hasta la evidencia, la benevolencia y más el cariño con que los Rvdmos. Prelados miran y tratan nuestra Obra.
1º En los doce años, que al publicar por primera vez estas líneas llevaba la Obra de vida pública, se habían fundado en España, con la aprobación y en muchos casos a petición de los Rvdmos. señores Obispos, Centros diocesanos en casi todas las diócesis.
2º En las solemnes fiestas de bendición e imposición de insignias a las Marías verificadas hasta ahora, los señores Obispos respectivos, han querido dar una prueba de su amor a la Obra, celebrando ellos mismos de pontifical la ceremonia, y la santa Misa de Comunión y dirigiendo su autorizada palabra, así como presidiendo sus juntas generales.
3º Sé que hay Prelados que encargan a sus misioneros propaguen y fomenten esta Obra en sus misiones y todos han concedido gracias e indulgencias por las prácticas y devociones de la misma.
¡Cuánta seguridad y cuánta fecundidad da a nuestra amada Obra, esa aprobación y ese cariño de los Pastores de la Iglesia! El llorado Cardenal Aguirre, Primado de España, dijo: A las Marías está reservada la reconquista de España para Jesucristo.
Los párrocos y las Marías
Puesto a decir la verdad, con la que quiero vivir desposado, manifiesto sinceramente que al dar los primeros pasos, nuestra Obra tropezó en algunas partes con algo de reserva o prevención de los párrocos. Pero con la misma sinceridad debo confesar que el celo discreto y perseverante de las Marías, y el más claro conocimiento que de la misión de éstas fueron adquiriendo los párrocos celosos, disiparon pronto los recelos y hoy en esos mismos pueblos, son recibidas y estimadas las Marías, no como policías que van a fiscalizar la acción del párroco, ni como mandonas que van a disponer a su antojo, sino, como Marías que van detrás del párroco como iban las del Evangelio detrás del Señor, para ayudarle, servirle, consolarle y, cuando otra cosa no puedan, llorar con él.
Gracias a Dios, nuestros párrocos conocen, desean y aman la Obra de las Marías. ¡Cuántas cartas, cuántos testimonios poseo del agradecimiento que le tienen, del consuelo, auxilio y frutos que de ella reciben.
Una dificultad
En mis viajes de propaganda he podido observar que casi la única dificultad y más que dificultad recelo que impide a algunos espíritus rectos, entusiasmarse con nuestra Obra es el agobio que dicen que padecemos de Obras nuevas, contando la nuestra en el número de Obras nuevas.
Dejando para otro lugar discutir la conveniencia de oponer a tanto mal nuevo remedios nuevos, contesto sólo aquí al recelo aquél diciendo que las Marías en la Iglesia no son nuevas. Son antiguas como el Evangelio. Lo nuevo ha sido, y a nosotros nos ha tocado el triste privilegio de verlo y sentirlo, el que no las haya; el que esté Jesucristo sin Marías en su vida de Sagrario. Y a eso viene esta Obra, a procurar que haya junto a Jesús Sacramentado lo que siempre hubo: Marías...
La Obra de las Marías, nació en la fidelidad de Galilea. Se bautizó en las lágrimas de la calle de la Amargura. Se confirmó en la sangre del Calvario. Y se perpetuó en el amor de la Eucaristía...
Ya ven si es antigua nuestra Obra. Por esa razón no admito que me digan que yo he sido quien la ha fundado, sino quien por misericordia de Dios la ha echado de menos...
Órgano
La Obra tiene por órgano oficial en la prensa la revista EL GRANITO DE ARENA que escribí y publiqué primero en Huelva, después en Málaga y ahora en Palencia 1.
ORGANIZACIÓN
Esta Obra es una Pía Unión con un Moderador general para todo el mundo. Tiene carácter diocesano. Y está sometida en cada diócesis al respectivo Ordinario.
A éste compete el nombramiento de Director diocesano y la erección canónica, así como el permiso en cada enfermedad, para el uso del gran privilegio pontificio del altar Portátil a las Marías enfermas 2.
Al Moderador General compete señalar las condiciones esenciales de la Obra. Tomar las medidas necesarias para la conservación e intensificación del espíritu de la misma. Llevar registros generales de Directores y Centros. Él archivo y estadísticas. Fomentar la propaganda y fundación de nuevos Centros. Y cuanto exija el bien general de la Pía Unión.
Al Director diocesano corresponde nombrar su Junta auxiliar en la capital y directores arciprestales y locales en los pueblos; firmar patentes; admitir; presidir las Juntas, etc., etc. 3
LOS DISCÍPULOS DE SAN JUAN
Nacieron poco después de las Marías.
Un fervoroso novicio benedictino, enterado de la Obra por Él GRANITO DE ARENA y entusiasmado por ella, me escribió con permiso de sus superiores, pidiéndome el puesto de san Juan Evangelista para él y sus connovicios que estaban ansiosos de acompañar en espíritu los Sagrarios-Calvarios que se les designaran.
Mi respuesta, como es de suponer, fue afirmativa y desde entonces comencé a proponer el puesto de san Juan a los hombres y a pedirles que se hicieran Juanes de esos Sagrarios-Calvarios.
Aunque su propagación no ha corrido pareja con la de las Marías, pues parece que se sigue conservando para nosotros, los hombres, la triste proporción de un Juan por tres Marías del Calvario, no deja de extenderse con solidez de cimientos y eficacia de frutos.
Ya son muchos los Centros que se glorían de tener sus grupos de Discípulos de san Juan sacerdotes y seglares.
Rama de estos Centros y muy frondosa por cierto, es la Obra de los Discípulos de san Juan Seminaristas que durante el curso con la compañía espiritual y en las vacaciones con sus trabajos de propaganda y reparación eucarísticas están poblando no pocos Sagrarios y adiestrándose para luego ser sacerdotes eucarísticos, penetrados del odio al abandono del Sagrario.
Así como a las Marías les ha nacido un tercer grupo, las Marías Nazarenas, a los Discípulos de san Juan les ha nacido en el año 1918, otro tercer grupo de Discípulos de san Juan, los sacerdotes Misioneros Eucarísticos Diocesanos, que al estilo de aquéllas viven en comunidad, con el espíritu de una hermosa vida apostólica.
Los horribles desastres que desde el año 1931 hasta el cautiverio por los rojos, cayeron sobre la desgraciada Málaga, disolvieron esta Obra de Misioneros Eucarísticos Diocesanos que tantos frutos había producido. No pierdo la confianza en el Corazón de Jesús que la resucitará.
LOS NIÑOS REPARADORES
Para reparar el mal de los Sagrarios sin niños y de los niños sin Sagrario, agravado por los tiempos que hemos padecido de escuelas laicas y guerras a las almas de lo pequeñuelos, propuse a las Marías, al comenzar el año 1934, la formación de grupos de Niños y Niñas Reparadores de aquel doble mal, reorganizando así y dando una nueva forma a aquellos «Juanitos» que en el año 1912 fundara en las Escuelas de Huelva y que con el mismo nombre se organizaron por entonces en otras poblaciones. Esta rama infantil de nuestra Obra, será además, el plantel de donde salgan los genuinos Discípulos de san Juan y Marías, formados desde pequeñitos en el conocimiento, amor y vida del Sagrario y en la reparación de sus abandonos.
Sus obligaciones
Como mínimo se les exige la Comunión sacramental semanal y la Comunión espiritual y visita personal al Sagrario diarias, rezando sus preces propias. Como máximo, la Comunión sacramental y una decena del rosario diarias, pequeños sacrificios frecuentes y reparadores, apostolado eucarístico entre sus compañeros y cuanto se le ocurra a un corazón puro, enamorado por Jesús. Tienen su insignia, normas y revista propias.
Expansión y frutos
Los frutos de esta Reparación Infantil no se hicieron esperar: por todas las regiones de España comenzaron a surgir grupos de Niños y Niñas Reparadores, especialmente en los pueblos, donde en no pocos son ellos el consuelo de Jesús y del párroco, supliendo ausencias y abandonos de los mayores. Pronto los establecieron también en México, Venezuela y otras naciones americanas. Y hasta en Holanda contamos con otro simpático grupo. A pesar de ser obra de selección, suman ya varios miles y el fervor y entusiasmo con que hacen sus Comuniones y visitas, sus sacrificios, en número verdaderamente asombroso y aleccionador para los no niños, sus viajes con las Marías a otros pueblos de Sagrarios menos acompañados, y su apostolado y buenos ejemplos, están dando al Corazón de Jesús alegrías muy grandes y compensadoras y atrayendo sus más ricas bendiciones.
Visto el incremento que tomaba esta "infancia eucarística" y con objeto de ayudar a su formación, propaganda y mutuas relaciones y estímulos, se comenzó a publicar en enero de 1937, como suplemento de Él GRANITO DE ARENA, el periodiquillo ilustrado REINE (Reparación Infantil Eucarística) que ha sido acogido con enorme interés no sólo por nuestros Niños Reparadores, sino por otros muchísimos pequeñuelos de catequesis y escuelas 4.
LOS ASPIRANTES 5
Nos complacemos en afirmar que en septiembre de 1940, la creación del Aspirantado ha sido acogida con entusiasmo y que todos los Centros lo van organizando obteniendo preciosos frutos de estos grupos selectos de juventud, sólidamente formados en el espíritu de reparación eucarística de nuestra Obra.
El porqué de esta sección
Las circunstancias de los tiempos y el espíritu de nuestra Obra, hicieron ver a nuestro venerado Padre Fundador, de santa memoria, la necesidad de organizar aparte, como grupo infantil dentro de nuestra querida Pía Unión, a los niños y niñas selectos para que vivan el espíritu eucarístico reparador. Surgieron los Niños Reparadores. Pero éstos crecen y llegan a la edad tan delicada y tan necesitada de formación, en la que ni se les puede creer con la consistencia debida para perseverar en las obligaciones que nos impone el desagravio y la reparación a que hemos sido llamados los Discípulos de san Juan y las Marías, podemos contarlos ya entre los pequeños y pequeñas de la Reparación Infantil Eucarística.
Ante esto, se crea una sección intermedia de los que han sido Niños Reparadores, y que comprende desde los catorce a los dieciocho años, aproximadamente. Pueden pertenecer también los jóvenes (de ambos sexos), comprendidos en la edad señalada, aunque antes no hayan formado parte de la R.I.E. Este proyecto que nuestro amadísimo Prelado Fundador aprobó con satisfacción entre el sufrir de la enfermedad que nos lo llevó, se ha convertido en una realidad.
Obligaciones y prácticas del Aspirantado
Teniendo en cuenta que es un grado intermedio entre Niños Reparadores y Marías y Discípulos de san Juan, y, lo que a éstos se les pide, han de tender estos Aspirantes a la Comunión diaria o, por lo menos, frecuente, entendiéndose por ésta, tres veces en semana.
Hacen la visita diaria al santísimo.
Insignia de la UNER
NUESTRA INSIGNIA
El distintivo de la Obra no se ha de imponer sino después de cierto periodo de prueba de constancia y de buen espíritu. Pasado ese tiempo y previos los informes favorables de la primera María, sobre las aspirantes que haya tenido en su coro y de la maestra de aspirantes, si la hubiere, si la Junta comprueba que cumple como buena María y ofrece probabilidades de que ha de seguir fielmente siéndolo, se le podrá imponer el distintivo de la Obra y entregar la patente. No se tenga prisa por imponer medallas, sino póngase todo el empeño en preparar y formar buenas consoladoras de Jesús Sacramentado que, antes de llevar la insignia, hayan vivido la Obra de los Sagrarios Calvarios.
LA INSIGNIA
El escudo de la Pía Unión es de forma ovalada y representa un altar que sostiene el copón sobre el que aparece el Corazón de Jesús refulgente, rodeado de espinas, herido y con la cruz entre llamas en la parte superior. Al fondo se ve el monte Calvario con las tres cruces, para expresar el abandono del Corazón de Jesús en el Sagrario Calvario, y alrededor del ovalo la inscripción: "OBRA DE LAS TRES MARIAS Y DE LOS DISCIPULOS DE SAN JUAN, SAGRARIOS CALVARIOS." Está adornado con una pasionaria, dos rosas y una azucena, símbolo de las virtudes y espíritu de las Marías.
DISTINTIVO DE LAS MARÍAS Y DISCIPULOS DE SAN JUAN
El distintivo de las Marías y Discípulos de San Juan es una medalla de 3x6 centímetros representando por el anverso el Sagrario abierto sobre el altar y dentro el Copón descubierto con el Corazón de Jesús como en el escudo. Cabezas de ángeles adornan la parte superior del grabado y racimos de uvas, espigas y azucenas la inferior. Al pie se lee: "SAGRARIOS CALVARIOS". En el reverso se representa el Calvario: Jesús crucificado y, al pie de la Cruz, María Inmaculada, las tres Marías y San Juan. Abajo dice: "OBRA DE LAS TRES MARIAS Y DE LOS DISCIPULOS DE SAN JUAN". Esta medalla pende del cuello por una cinta blanca con los filos morados de tres centímetros de ancha. El Color blanco significa la Hostia y el morado el abandono.
Para los Discípulos de San Juan el distintivo es la misma medalla, que se les impone pendiente de un cordón blanco y morado, o indistintamente un botón que lleva grabado el escudo de la Obra con la inscripción alrededor: "OBRA DE LOS DISCÍPULOS DE SAN JUAN". Y abajo: "SAGRARIOS CALVARIOS".
LA INSIGNIA DE LOS NIÑOS Y NIÑAS REPARADORES
A los constantes en el oficio de niño o niña reparador se les impone por el Señor Rector de la Iglesia una crucecita pendiente de un lazo blanco (el color de la Hostia) y morado (el color de la pena del abandono).
EL PRESENTE TEXTO HA SIDO EXTRAÍDO DEL PRIMER REGLAMENTO DE LAS MARIAS DE LOS SAGRARIOS Y DISCIPULOS DE SAN JUAN ESCRITO POR SAN MANUEL GONZALEZ EL 4 DE MARZO DE 1.934 CON MOTIVO DEL VIGESIMO CUARTO ANIVERSARIO DE LA OBRA Y SE LLAMO "ORGANIZACIÓN Y ESPÍRITU".
Junta Directiva
Delegada: MEN María del Carmen Ruiz Izquierdo
Presidenta: Pilar Palma Aguilar
Vicepresidente: Pedro Fernández Santacruz
Secretaria: María José de la Villa Benedicto
Tesorera: Manuela Antúnez Domínguez
Vocal de Liturgia: Julián Crespo Barragán
Vocal de Liturgia: Antonia Robles Ayala
Vocal de viajes Eucarísticos: Pedro Holguín Sánchez